Cuando el Doctor Pedro Ángel Cabello Moreno inició el tratamiento, detectó que había más cicatrices que tratar aparte de para las que iba, concretamente las amígdalas (operada con 4 años de edad), la del drenaje de la peritonitis junto a la cicatriz de la apendicitis y las intervenciones de 3 ortodoncias que había llevado a lo largo de mi vida.
A lo largo de la sesión me fui dando cuenta de que había una serie de bloqueos emocionales vinculados a mis dolores físicos.
Me di cuenta de que el lado derecho de mi cuerpo se elongaba y que mi cuerpo se equilibraba.
Dejaba de sentir dolor en la rodilla y el tobillo del lado derecho. Aún sentía dolor en la cadera.
Esto me llevó a sentir una gran alegría a nivel emocional, al despertar mi conciencia de que la escoliosis que siempre he sufrido pudiera haber sido producida como consecuencia de la intervención de amígdalas. También experimenté que podía respirar bien.
Levantar el lado derecho de mi pecho, que antes estaba limitado. También veía mejor los artículos colgados en su consulta.
Me hizo preguntas claves que me estaban ayudando a entender el origen de mis males.
Al tratarme la cicatriz de la apendicitis y del drenaje, me preguntó que estaba pasando en mi vida cuando tuve la peritonitis.
Yo no había caído en pensar en ello, pero, efectivamente recordé que, por entonces, había muerto mi tía Lola, con la que tenía un gran apego emocional.
También estaba acabando la carrera de arquitectura, que me había llevado a sufrir de un gran estrés durante los últimos 7 años entonces.
Por último, el día del tratamiento, el doctor Moreno Cabello también me pinchó procaína en las encías, ya que sufro de la enfermedad periodontal y he llevado 3 ortodoncias, consideradas intervenciones.
Estaba sintiendo que el tratamiento, en conjunto, estaba ayudándome a sanar las causas de mis desequilibrios y dolores. Mi cabeza parecía una olla a presión a la que le quitaban el pivote y que poco a poco se iba eliminando la presión del vapor de agua.
Las noches después al tratamiento, mientras dormía, he sentido más golpes de calor en zonas localizadas: la parte baja del cerebro, el cerebelo en la primera noche.
En la parte lumbar y cadera derecha la segunda noche.
En las encías la tercera noche.
A día de hoy, 2 semanas después, mi estado de salud en general ha mejorado.
El osteópata está de vacaciones y aún no he podido tratarme, así que sigo teniendo dolor en la cadera que se me refleja en la parte lumbar de la espalda, pero soy consciente de mantener mi postura erguida y coloco la mandíbula y el cuello en una posición que destensiona mi cuerpo.
Estoy experimentando que mi salud empieza por mi boca. Muchas gracias por lo conseguido hasta ahora. Seguimos en contacto.