Tras el nacimiento, todo comienza con la respiración y la succión, pues para el recién nacido lactante, son precisas para la supervivencia y también son precisas para relacionarse con su madre así como el llanto.
La capacidad de mamar es innata en todos los mamíferos. Pero el movimiento de la boca comienza incluso antes del nacimiento. A las 16 semanas de gestación, aparece del reflejo de deglución, y hacia las 20 semanas aparece el de succión.
Mientras crecen y maduran, dentro del útero y luego en el mundo exterior, son parte de los reflejos vitales de supervivencia.
El psicoanálisis nos dice que mediante la acción de succionar que el bebé experimenta, por primera vez, siente placer y sensación de gratificación.
Mediante la gratificación y la consecución de este resultado es la manera de aprender, y esto se mantiene durante toda la vida.
Desde esa edad que el niño empieza a entender que es la mejor forma de conectarse con su mundo exterior y sentirse más seguro es a través de la boca. Por esto durante los primeros meses chupan todo, desde una manta a un muñeco o, incluso, succionan sin otro estímulo cuando están a punto de dormirse.
En esta primera etapa, no está aún desarrollado el aspecto visual y auditivo. Su centro de referencia será la boca con respecto al mundo. Un bebé no se contenta solo con mirar o escuchar a los objetos, sino que buscará metérselo a la boca para poder conocerlo y así se sitúa en el espacio.
Tras utilizar la succión, el bebe explorara otras funciones relacionadas con la boca como morder, masticar, desgarrar y lamer. Con todas ellas además de explorar con la boca, favorece el proceso de la dentición, la masticación y es el iniciador básico del lenguaje. La respiración debe de ser nasal y no por la boca.
Aprenderá en esta edad el niño, a coordinar el movimiento de las dos manos y se llevará a la boca cualquier objeto que tenga a su alcance. Esto sucede porque la sensibilidad oral regulada por el nervio trigémino, está más desarrollada en la boca que cualquier otra parte del cuerpo, principalmente por la necesidad de ingerir alimentos.
Por eso se lleva cualquier objeto a la boca de forma instintiva. Es una manera de relacionarse con el mundo, de sentir su cuerpo y postura. También de aprender con los movimientos su coordinación y posición espacial. Por ello la boca y la postura se relacionan desde esta edad y también en el futuro.
El bebe cuando toma los objetos y los lleva a su boca empieza a entender que no todos tienen la misma textura, sabor o temperatura. Con este gesto ya es capaz de adquirir sensorialmente propiedades como el tamaño, la forma, la consistencia, el volumen. Así va descubriendo nuevas sensaciones como lo caliente, frío, blando, húmedo, distintos sabores…
Cuando va explorado el niño, de forma gradual estas experiencias se acumulan y los bebés aprenden muchas más cosas de los objetos como funcionan y su utilidad. Esto forma parte de su proceso de aprendizaje. Aprender es complejo y va pasando por una serie de etapas y hay que cumplirlas para que todo funcione bien, tanto en la boca como en el resto del cuerpo.
Es bueno dejar que nuestros hijos se lleven objetos a la boca, esto les permite aprender las características del mundo que le rodea.
Si impedimos este gesto natural, estamos impidiendo que utilicen su más primitiva e instintiva forma de conocer su entorno.
No olvidemos que “La boca es la puerta de la salud“, es el lema de nuestra Clínica Dental de Córdoba
Cuando es algo mayor el niño seguirá utilizando la boca en la exploración de objetos, sin embargo poco a poco deja de ser la principal forma de conocimiento y exploración.
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